Camilo Weinberger, asistente del laboratorio de optoelectrónica: “ha sido desafiante el trabajo multidisciplinar”

Camilo Weinberger es Licenciado en Física y Magíster en Ciencias con mención Física del Instiuto de Física (IFIS) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y se ha desempeñado en los últimos años como asistente al interior del laboratorio de optoelectrónica de la Escuela de Ingeniería Eléctrica (EIE) de la Facultad de Ingeniería PUCV. 

A continuación, recogemos su testimonio participando en el desarrollo de investigación en ese campo, a través del trabajo multidisciplinar:

¿Cómo llegas a trabajar al laboratorio?

Camilo (C): Fue por invitación del profesor Vera. Él estaba colaborando con el profesor Darío Pérez, guía en mi tesis de pregrado. En ese entonces, el profesor Vera estaba recién comenzando con el laboratorio, y estaba buscando unos lentes que solicitó al profesor Pérez. Yo hablé con él, le hice algunas recomendaciones y me preguntó luego de conversar si yo mismo me motivaba a hacer el montaje. Me interesó bastante, y eso resultó finalmente en la invitación a participar del laboratorio. Llegué al laboratorio el 2018. Ya llevaba aproximadamente tres o cuatro años colaborando con el profesor Pérez en el IFIS.

¿En qué ha consistido tu trabajo en el laboratorio?

C: Una de las primeras cosas fue realizar ese montaje y ver el funcionamiento de los dispositivos que este tenía. El profesor estaba trabajando con un montaje que se llama shack hartmann, el cual permite medir el frente de onda de la luz. Mide la fase. El profesor lo había adquirido hacía muy poco en (la Facultad de) Ingeniería. Él estaba investigando en óptica adaptiva. Fue así como empezamos a entrar en esa área. Lo siguiente fue programar un espejo deformable para hacer corrección de imágenes en telescopios. Todo lo demás ha sido seguir en la misma línea, trabajando con este espejo deformable. Trabajar directamente con una red neuronal de computador para que aprenda a reconocer las diferentes deformaciones de la propagación de la luz en el espacio. Ha sido principalmente el testeo de las redes, la configuración óptima para el montaje que estamos desarrollando, entre otras cosas. El montaje consiste en un espejo deformable y dos cámaras.

¿Has tenido oportunidad de presentar el trabajo realizado?

C: Sí. Todo partió cuando el profesor me comentó de un evento que se iba a hacer en Canadá sobre ingeniería en telescopios extremadamente grandes, que fue hecho en Québec. Participé ahí en dos eventos; uno, presentando un póster, en un workshop de la Université Laval. El tema central eran los observatorios grandes, y el workshop fue sobre el trabajo de láser, técnicas y nuevos tipos de dispositivos que permitían la adquisición de datos en estos observatorios grandes. Estuve un total de diez días en Canadá.

¿En qué te encuentras trabajando ahora?

C: Estamos trabajando en un proyecto que es de reconocimiento de los modos de Zernike, mediante adquisición de imágenes y entrenamiento de redes neuronales. Básicamente la idea es crear un shack Hartmann, pero de un costo mucho más reducido. El shack Hartmann es mucho más consolidado. En nuestro caso, los algoritmos los vemos con MatLab, que funcione bien y que sea rápido. Lo testeamos para compararlo. Pero la investigación evolucionó con una nueva idea. Nos llegó una propuesta del observatorio W.M. Keck de Miami, Estados Unidos. Ahí trabajan con shack hartmann y con otro tipo de sensores. La investigación que tenemos es que los shack funcionan a tiempo real, pero si hablamos de un muestreo de cambio de orden del minuto, lo que se observa es que el medio puede cambiar bastante, o desaprovechamos el sistema poniendo un sensor más lento y aumentando el costo del montaje. La idea se convirtió en aprovechar nuestro trabajo para generar un algoritmo para predecir cómo puede generarse la nueva deformación en unos minutos más, para que el espejo no tenga que deformarse de forma brusca.

¿Qué desafíos implica trabajar de forma multidisciplinar?

C: Desde el punto de vista de alguien que viene de afuera, fue un poco difícil el lenguaje como tal. A pesar de compartir el foco en la física, en física estábamos más enfocados en la ecuación, la teoría… Llegar a un laboratorio donde no es primordial (aunque igual se trabaje, por supuesto) la preocupación por los datos, pero sí sobre cómo se adquieren, fue súper desafiante. Hubo muchos tecnicismos propios del ámbito ingenieril que tuve que aprender. Estaba acostumbrado a tener una red y observar los datos y ya, los resultados. Aquí, tuve que poner freno e ir un poco más atrás, para ver cómo tengo que adquirir los datos. Es desafiante, sin duda. 

¿Cómo te perfilas profesionalmente en el futuro?

C: Yo creo que en la investigación y en aplicación. Eso me motivó a llegar a este laboratorio. En varias conferencias a nivel del IFIS cuando estaba en pregrado, el enfoque de mis exposiciones tenía un poco de eso. Mis profesores tenían una percepción de que yo intentaba ir a ingeniería, tomar ese camino. Al principio era incómodo. Sin embargo, siempre me interesó la aplicación de los conceptos: la necesidad de explicar algo y llevarlo a la realidad siempre ha sido importante. Es el enfoque más de ingeniería. La ciencia tiene que ver con comprender, y la ingeniería mucho más con aplicar. Me encanta muchísimo investigar.


Para conocer más sobre el trabajo del laboratorio de optoelectrónica y oportunidades para los estudiantes, puede visitarse el sitio web del mismo.